Desnudo en naturaleza
Cuando la improvisación y la planificación se unen
Llevaba varios años con la idea rondando la cabeza: un grupo de personas que sean plásticas y ágiles para desarrollar diferentes animales en la naturaleza. Esa era la idea principal de donde partieron las ganas de hacer esta sesión en 2021. Siempre me ha fascinado la capacidad del cuerpo humano para transformarse y mimetizarse con su entorno, y quería capturar esta esencia a través de la fotografía. Sin embargo, el único problema era que debía hacerse en una temporada donde hiciera calor en exteriores, es decir, entre junio y septiembre. Pero, por suerte o por desgracia, nunca dispongo de esas fechas, ya sea por el final de trimestre en mi escuela de fotografía y todas las entregas de sesiones y trabajos extra de junio (que junto con navidades es un mes de mucha actividad) y el verano escapándome del cemento de Madrid con viajes por medio mundo. En septiembre, con la vuelta “al cole” y la preparación del maratón fotográfico gratuito de todos los años, dossieres y diferentes sesiones que se amontonaron, también es imposible gestionar ninguna sesión propia de este estilo.
Sin embargo, la idea persistía en mi mente, como una melodía constante que no podía ignorar. Quería capturar la esencia de la naturaleza a través de cuerpos humanos, explorar la conexión entre el sujeto y el entorno natural de una manera visualmente impactante. Pensaba en cada detalle: los lugares, las poses, las expresiones. Todo debía estar perfectamente alineado para que el resultado fuera espectacular.
Finalmente, el 29 de junio de 2023, tras muchos problemas con los preparativos de la sesión (no por el material físico, sino por el humano), pude realizar la sesión adaptada a las circunstancias. Estoy seguro de que esto os habrá pasado: organizar un evento, una quedada o una actividad donde todo el mundo dice que viene y pocos días después empiezas a ver cómo caen todos los peones hasta quedar solo un grupo de personas comprometidas con la actividad y que cumplen su palabra. Entiendo que puede complicarse la situación ya sea por trabajo o por temas familiares, pero incluso si la sesión fuera remunerada (que en este caso era una colaboración), a última hora muchas personas infravaloran tu tiempo y trabajo para dejarlo en un segundo plano (generalmente por falta de ganas o compromiso).
La realidad es que organizar una sesión de este tipo no es tarea fácil. En primer lugar, necesitas encontrar un grupo de personas dispuestas a participar y que, además, tengan habilidades acrobáticas y un buen sentido del ritmo y la sincronización. No es suficiente con que sean buenos modelos; debían ser capaces de entender y ejecutar movimientos complejos, y tener una sensibilidad artística que les permitiera capturar la esencia de los animales que queríamos representar. En principio, conseguí un grupo consolidado de 10-15 modelos con conocimientos acrobáticos, que querían hacer la sesión y entendían la idea, queriendo trabajar conmigo como colaboración. Cada uno de ellos aportaba algo único al proyecto: algunos tenían experiencia en danza contemporánea, otros en gimnasia y acrobacias, y algunos más en teatro físico. Esta diversidad enriquecía la propuesta y abría un abanico de posibilidades creativas.
Además, tenía a un fotógrafo/filmmaker (el polivalente y genial @mugilife) para poder realizar un vídeo con toda la sesión y ser de apoyo durante la misma. La idea era que el vídeo no solo documentara la sesión, sino que también fuera una pieza artística por derecho propio, capaz de transmitir la energía y la magia del día. Además, conté con la valiosa colaboración de una amiga y alumna, @cristinita_mar, quien mostró una disposición y ganas de ayudar y aprender a partes iguales.
Los días previos a la sesión fueron un torbellino de actividad. Hubo que coordinar horarios, planificar desplazamientos, elegir ideas y asegurarse de que todo el equipo técnico estuviera en perfectas condiciones. Hubo momentos de estrés, como cuando algunos de los modelos inicialmente confirmados comenzaron a cancelarse. Cada cancelación implicaba volver a ajustar el plan, redistribuir roles y, en algunos casos, buscar reemplazos a última hora.
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